Tres grandes nombres en el feminismo de Asia Oriental: China, Corea y Japón

15 marzo 2024 / By Laura Camacho

Pese a lo que pueda parecer contrario por la cultura popular que nos llega, en estos países las mujeres gustan sumisas.

En la teoría (digamos) a los hombres les gustan las mujeres con poder, fuerza e independencia, protagonistas de películas, dramas y anime que podrían patearte el c***; pero en la práctica, en el casamiento, prefieren mujeres sumisas y, para ellos, manejables, por lo que hoy hablaré de mujeres que, cuando más dificil era liberarse de lo que significaba ser una mujer en esos países, lo consiguieron:


Qiu Jin, feminismo en tiempos dinásticos

Tres grandes nombres en el feminismo de Asia Oriental: China, Corea y Japón

Qiū Jǐn (秋瑾) nacida en 1875, fue escritora, feminista y revolucionaria en contra de la dinastía Qing. Fue a Japón a estudiar dejando a sus hijos en China.

De ideología de izquierdas y vistiendo con ropa occidental masculina se unió a la lucha de la abolición de la dinastía Qing y la lucha por un gobierno popular.

En 1906 fundó un periódico feminista radical junto a Xu Zihua (poetisa) y el siguiente año, 1907 la nombraron directora de una escuela que realmente era una base encubierta de formación para revolucionarios.

Ese mismo año, tras una revuelta fracasada la arrestaron en su escuela, fue torturada sin revelar nada de los revolucionarios causando su decapitación en público, con tan sólo 31 años.

En la actualidad es recordada como una heroína y además de sus actos nos queda su literatura: ensayos y poemas, estos últimos llenos de mitología clásica y revolución.


Fusae Ichikawa, la semilla del voto femenino

Tres grandes nombres en el feminismo de Asia Oriental: China, Corea y Japón

Fusae Ichikawa (市川 房枝) nació en 1895, marcada para siempre por la dura educación de su padre pero más aún por el maltrato de este a su madre, asistió a una academia para profesoras de primaria pero al mudarse a Tokio en 1910 se encontró con el movimiento feminista con el que se implicó profundamente.

En 1917 volvió a su prefectura y se convirtió en la primera mujer periodista del Periódico de Nara y tres años después fundó junto a Hiratsuka Raicho la Asociación de Nuevas Mujeres.

Entre otras cosas, Ichikawa luchaba para conseguir la participación política de las mujeres, ya que la ley incluso prohibía que las mujeres se reunieran con fines políticos, esta ley se derogó en 1922 y con ello la Asociación se disolvió.

Ichikawa desde entonces luchó y trabajó en contra de la corrupción política y a favor del reconocimiento del sufragio femenino, esto último se consiguió en noviembre de 1945, murió con 87 años sin dejar nunca de trabajar en la política, aquello por lo que luchó prácticamente toda su vida.


Na Hye-sok, detractora del rol tradicional femenino hasta la marginalidad

Na Hye-sok (나혜석) nacida en 1896 fue una escritora y pintora feminista, y de ambos aspectos fue la primera en Corea del Sur.

Se especializó en pintura occidental en Tokio y allí se enamoró de un chico coreano aunque, en 1915, su padre la obligó a volver para casarse con alguien de familia bien vista, ella lo evitó encontrando un puesto de profesora de primaria y con lo que ahorró trabajando volvió a Tokio para estar en la universidad y con el chico que ella amaba. Desgraciadamente, este murió de tuberculosis en 1916, lo que le produjo un colapso nervioso y dejó la universidad volviendo a Corea.

En 1920 junto con otros escritores fundó una revista literaria llamada Sinyeoja 'Mujer Nueva' en la que hablaban sobre cómo las mujeres deberían vestir más por su seguridad y comodidad que por belleza.

Se casó ese mismo año, por amor, algo no muy visto allí en esa época. En 1927 su marido la acusó de infidelidad sin tener pruebas y la prensa y la sociedad coreana se echaron encima de Na Hye-sok, a pesar del desprecio con el que fue tratada intentó mantener la imagen y el rol de buena mujer y esposa tradicional, pero se la seguía tachando de “mala mujer”.

Aún con un mal divorcio y mala reputación, ella siguió pintando y publicó un relato llamado Confesiones de un divorcio donde criticaba y desafiaba la moral y tradición que propiciaba desigualdad entre hombres y mujeres de la Corea de esa época.

Murió sola en 1948 en un hospital para mendigos. Su figura hoy en día se utiliza como ejemplo de las despiadadas consecuencias que puede sufrir una mujer que no sigue los encorsetados roles que la sociedad impone a la mujer.


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Sobre la autora

Laura Camacho

Profesora de japonés en el Centro de Estudios Chinos. Lenguas y sus Literaturas con mención japonés. Directora de la Asociación Universitaria de Estudios de Asia Oriental de Granada.

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