
Hoy vamos a realizar una aproximación a los nombres propios en China. En general, se caracterizan por dar gran importancia al significado del nombre y a su pronunciación y se llega a invertir mucho tiempo en buscar el apelativo perfecto para el niño que, hasta hace muy poco, iba a ser el único de la familia. Ese niño debía tener un nombre que representase todo lo bueno que se quería para él y se esperaba de él en el futuro, no solo a nivel académico, sino a nivel de valores, salud, deportes, etc. En España cada vez se adopta más esta postura, ya que, desde mi punto de vista, antes se buscaba más la importancia que daba la alusión del nombre: a un ente religioso, a un familiar, etc, y no tanto al significado per se de este.
En primer lugar, la estructura de nombre y apellido en China normalmente se ordena del siguiente modo: apellido + nombre, todo junto. El apellido suele tener solo un carácter, aunque a veces puede tener dos, especialmente los chinos pertenecientes a minorías étnicas. Este apellido viene siempre del padre, aunque la madre no tenga el apellido del marido, algo que hoy en día ya no es obligatorio. Los nombres pueden tener un carácter o dos, pero no más de eso.
Uno de los posibles motivos que lleven a la población china a hacer hincapié en el nombre también puede deberse a que los apellidos suelen repetirse bastante, por lo que un solo apellido no podría designar fácilmente a la persona que lo porta, ya que muchos pueden tener el mismo. En español, aunque esto también ocurre, la frecuencia es menor al tener dos apellidos, lo que ayuda a diferenciar a una persona de otra, puesto que estadísticamente hay menos posibilidades de coincidir en dos apellidos que solo en uno.
Sumado a todo esto, hay que tener otro factor importante en cuenta: la pronunciación. Debido a la gran homonimia del chino, la pronunciación cobra una gran importancia. Buscar combinaciones de caracteres que no puedan ser malinterpretados es también una tarea complicada a la hora de escoger un nombre.
En China, contrario a España, llamarse como otro miembro de la familia es una falta de respeto y es una práctica que no se hace. Sí que ocurre, por ejemplo, que varios hijos de una familia compartan un carácter en el nombre. Por ejemplo, he conocido a una mujer cuyo nombre completo en chino es 金上美 y tiene otra hermana que se llama 金下美: ‘la primera belleza’ y ‘la segunda belleza’ (no porque una lo sea más que la otra, sino por el orden de nacimiento). Además, llamarse con nombres de deidades como haríamos en España es algo que tampoco se hace. De hecho, la madre de la niña a la que doy clases particulares, tras conocer mi nombre en chino (石海神) dijo que era un nombre muy raro y que no se encontraría el carácter 神 (‘dios’, ‘deidad’) en ningún nombre típico chino.
Por si esto no fuera poco, algunos nombres, aunque tengan un significado bonito y una pronunciación aceptables, también pueden ir ligados a distintos estratos sociales. La madre de la niña a la que doy clases, intentando buscarme un nombre en chino mejor que mezclase el significado de mi nombre con pronunciación, escribió el carácter 丽 (‘belleza’), como la sílaba “ri” de mi nombre (Nerina). Acto seguido dijo que no, que ese nombre estaba asociado a la gente que vivía en el campo, y era muy “rústico”. Al final me eligieron el nombre 莫海纳, que cogía parte fonética de mi nombre y de mi segundo apellido y además parte del significado de mi nombre. También dijo que de pronunciación era muy eufónico, más que mi otro nombre. No supe cómo decirles que, pensando en español, /mojaina/ me sonaba francamente mal. Sin embargo, la madre insistía en la belleza del nombre, que además al parecer forma parte de un chengyu: 海纳百川, ‘cien ríos van al mar’. De acuerdo con la señora, los cien ríos simbolizaban la sabiduría, que iba a parar al mar que teóricamente era yo. Pleco lo definía como ‘usar diferentes medios para obtener el mismo resultado’. Es decir, ¿ingenioso? ¿Habilidoso? ¿Resolutivo? O más bien, ¿inútil? Supongo que, al final, cada uno interpreta los chengyu como quiere o como le conviene. En cualquier caso, la lectura de esto es que es importante que el nombre sea bonito y evoque ideas profundas y grandilocuentes, y si detrás de ese nombre hay un chengyu, epítome de lo erudito, mejor aún. Tal es el caso de su propia hija, llamada 嘉懿, Jiāyì , un nombre pensado para atraer la ejemplaridad, virtuosidad y que, en definitiva, sea una niña excelente en todo lo que se proponga. Estos caracteres forman precisamente parte del chengyu 嘉言懿行, ‘hablar bien y obrar con ejemplaridad’, que es lo que los padres esperan de la chiquilla.
He conocido ya a algunas personas que me han hablado de su nombre que, como mencionaba, se les había dado con la esperanza de tener ciertas aptitudes o representar ciertos valores. Tal es el caso de un profesor que tuve cuyo nombre es 正权 o ‘el poder correcto’, un nombre que alude al comunismo y a lo este que promulgaba. Este profesor nació en época de auge comunista, de ahí que su familia considerase importante que tuviese un nombre acorde y representativo. También durante la exposición oral de una alumna en la que hablaba de su familia, vi otro ejemplo curioso. Habló de dos de sus tíos, cuyos nombres eran 王佐 y 王佑. Todo cobró sentido cuando dijo que ambos eran gemelos, y que les habían puesto nombres conjuntados como si dijésemos “Zipi y Zape”.
Finalmente, como dato curioso, algunas eminencias dejaron por escrito cómo quería que se llamasen sus descendientes. Eso ocurrió, por ejemplo, con Confucio, que dejó constancia de los caracteres que debían incluir los nombres de sus descendientes. Uno de ellos, un famoso jugador de pin-pong, es el 76º descendiente de Confucio, y de acuerdo a ello, lleva el carácter 令 en su nombre como le correspondía.
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Sobre la autora
Nerina Piedra Molina
Me llamo Nerina Piedra Molina y he realizado el grado en Lenguas Modernas y sus Literaturas con especialidad en lengua china y japonesa en la Universidad de Granada. He realizado el Máster de Profesorado de lengua china y el Máster en Estudios de Asia Oriental, también en Granada. Actualmente trabajo en la Universidad de Pekín como profesora de español. A lo largo de mi carrera académica me he sumergido en la cultura, la literatura y el arte de estas lenguas, teniendo la oportunidad de estudiar en la Universidad de Pekín y la Universidad de Tohoku. La fascinación por estos idiomas no ha hecho más que crecer, buscando investigar más sobre estas culturas tan impresionantes pero a su vez tan inexploradas. Mi objetivo principal es transmitir esa pasión y esas enseñanzas que he ido recogiendo a lo largo de este camino tan gratificante a todo aquel interesado en saber más.